¿Cómo mejorar la reputación de una marca?: podemos definir la reputación de una marca como la imagen que los consumidores tienen de la misma. Un aspecto que influye considerablemente en la decisión de compra, pues es lo que hace que la empresa genere fiabilidad y confianza frente a sus potenciales clientes. Con lo cual, se trata de uno de los elementos intangibles más importantes para una empresa.
La transparencia y el acceso a la información por parte de los consumidores han hecho que la reputación de marca vaya cobrando cada día mayor relevancia, pues se refleja en todos los medios de la empresa, tanto a nivel online como offline. Una mala política de comunicación puede afectar de manera muy negativa a su imagen. Pero también una buena política ayudará a mejorarla.
Como dice el empresario estadounidense Warren Buffet: “se necesitan 20 años para construir una reputación y 5 minutos para perderla”. Todas las empresas en alguna ocasión han tenido que enfrentarse a una crisis de reputación. Y si no, es bastante probable que algún día tengamos que hacerlo.
Afortunadamente, hoy en día, es posible valorar y verificar los valores, principios y oferta de servicios y productos de una marca, por lo que las empresas ya no van a ciegas. El branding se convierte en una estrategia clave en el trabajo de construcción de una marca. No obstante, las estrategias de branding son multidisciplinares, ya que hay muchos aspectos a tener en cuenta y, algunas veces, puede ser necesaria la aplicación de políticas diferentes.
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Reputación de una marca: auditoría de marca como herramienta de mejora
Para mejorar la reputación de marca, es fundamental conocer en profundidad la posición de la marca en todos sus ámbitos, es decir, saber en qué situación se encuentra en este momento y a dónde quiere llegar.
Debemos hacer una auditoría de marca en sus cuatro vertientes: el análisis interno, el análisis proyectado, el análisis sectorial y el análisis percibido. Estos cuatro elementos reflejan todo los datos, hechos y conclusiones sobre la empresa, cuáles son los obstáculos que debe salvar y los puntos débiles que lastran su imagen, tanto en el mercado como a nivel interno, dentro del propio equipo. La finalidad es unir aquellos puntos que se encuentran separados y que están siendo un lastre a la hora de conectar con nuestros potenciales clientes.
Cuatro estrategias para mejorar la reputación de una marca
Hay que tener en cuenta que las empresas construyen y gestionan su reputación de marca a partir de los skateholders, tanto en situaciones de crisis como en situaciones normales. Su imagen se beneficiará cuando entienda que los valores y principios de la compañía son el motor que impulsa a la empresa y la hace funcionar, por lo que es muy importante que sea coherente, que responda a sus inquietudes y que sea capaz de enfrentarse a situaciones desconocidas e imprevistos sin permanecer al margen de ellos.
- Análisis interno: mediante el análisis interno, la empresa puede saber si la cultura de marca que se ha intentado crear presenta alguna contradicción con las acciones y palabras de la misma a la hora de comunicarse con sus clientes. Del mismo modo que permitirá conocer los auténticos intereses y expectativas de los trabajadores o directivos y la imagen que perciben de la marca.
- Análisis sectorial:si se conoce bien el terreno conceptual y la expresión verbal y visual que reflejan los competidores, la empresa mejorará su reputación de marca. De esta forma, la visión del mercado será mayor, haciendo que la empresa sepa cuál es el camino más óptimo para seguir destacando dentro del mercado y cumplir unos ítems importantes.
- Análisis proyectado: con el análisis proyectado, la empresa comprará las similitudes y diferencias entre lo que es y lo que realmente proyecta de cara al exterior. Sincronizar ambas realidades permitirá que la marca sea más confiable y coherente a los ojos de sus clientes.
- Análisis percibido: A través del análisis percibido, se completará la investigación y se recopilará información sobre las ideas, los consumidores y las percepciones. Pero, para convertir al cliente en el foco de nuestra propuesta valor, es de vital importancia conocer los puntos de dolor y de alivio, cómo piensa y qué es lo que espera de la marca.